Esta es la historia de un niño llamado Andrés. Andrés
era un niño de posición económica muy pobre que creía que la navidad era
solamente grandes regalos con grandes cenas y muchos lujos extravagantes que él
no poseía. Siempre que llegaba la época de navidad su conducta cambiaba de
forma rebelde y negativa y renegaba de los regalos humildes que su madre con
sacrificio le regalaba. También se molestaba por la humilde cena navideña que
siempre le daba. Andrés anhelaba tener grandes regalos con una gran cena navideña
como las que veía en los barrios acomodados.
Esa Noche Buena, la mamá de Andrés le da su humilde
regalo de navidad. Andrés, al abrir su regalo y al ver lo humilde que era,
furioso le reclama a su madre en la pobreza en que vivían y ¿porque no podían
tener una navidad con buenos regalos como los demás? Sin dejar que su madre le
contestara, salió corriendo de su casa dejando a su madre llorando desconsolada
y triste.
Andrés sin rumbo fijo camina hasta llegar a un barrio
cerca del suyo pero de gente acomodada y se percata de esta hermosa casa con
muchos adornos y luces navideñas, y frente a la casa un automóvil donde un
señor sé está bajando con muchos grandes regalos navideños. Curioso al fin, se
acerca a la casa y entra en los bellos jardines de esta donde va a una de las
ventanas y ve entre tanto lujo y regalos de navidad a una hermosa pero triste
niña. Andrés se preguntaba: ¿Cómo era posible que esta niña estuviera tan
triste teniendo todos esos regalos?
Sin darse a esperar toco la ventana llamando a la
triste niña. La niña asombrada, se acerca a la ventana, y le pregunta a Andrés
¿quién tú eres? y ¿qué haces frente a mi ventana? Andrés le contesta: Me llamo
Andrés y estoy mirando todo esos hermosos regalos que te han traído. Andrés a
la vez le pregunta: ¿Cómo te llamas? ¿Porque no saltas de alegría, si lo tienes
todo? La niña le contesta diciéndole: Mi nombre es Ángela y estoy triste porque
no tengo a mi mamá acompañándome. Andrés exaltado le dice: Yo estaría brincando
de alegría si tuviera la cuarta parte de los regalos que tiene, los cuales mi
mamá no me puede dar. Debes de estar loca en desperdiciar tantos regalos.
Ángela muy sorprendida le dice: para que tantos
regalos si lo que más quiero no está conmigo que es mi mamá. Dale gracias a
Dios que por lo menos te bendijo y tienes a tu mama que te acompaña. Andrés,
irónico se retira burlándose y gritándole lo loca que estaba y por tantos
disparates que decía.
Andrés, alejándose de la casa de Ángela y camino a su
casa ve que hay un accidente más adelante donde fue atropellada una humilde
señora que para él se le parecía a su mamá. No llegando a tiempo a la
ambulancia para asegurarse que la señora atropellada era o no su madre se fue
corriendo hasta su casa gritando y recordando todo lo que le dijo a su mama
antes de salir, y pidiéndole a Dios dijo: Dios mío, por favor, que no haya sido
mi mamá la atropellada, perdóname por ser tan malo con ella y le prometió a
Dios cambiar y ser más generoso y agradecido.
Al entrar a su casa se encuentra que nadie lo
esperaba, Andrés desconsolado, pensando que había perdido a su madre y llorando
de arrepentimiento entra a su cuarto donde vio a su mamá quien lo esperaba en
su mecedora dormida sana y salva. Sin hacerse esperar Andrés da un salto de
alegría besando muchas veces a su mamá agradecido a Dios por darle el regalo
más grande de su vida, “a su mamá” y el amor que ella le da.
“El
mejor regalo que podemos dar es aquello que sentimos el uno por los otros y es
amor. Expresémoslo y nada te faltará.”
JORGE A. TORRES-ESTRELLAS
MANATI, PUERTO RICO